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Peanuts, mi blog, un sitio donde publicaré cada capitulo de mi novela. Soy principiante en esto, pero espero que os guste, tengo mucho que contar...

sábado, 13 de agosto de 2011

Capítulo 26

Iba a contarle todo a mi madre, no sabía cómo reaccionaría, pero era hora de que lo supiese, había tardado mucho, debí decirle que lo había conocido, que me gustaba, que estábamos juntos.
Ella estaba en la cocina, haciendo el almuerzo, y fui con ella.
- Mamá. –Comencé.
- Dime.
- Hay un chico…
- Ah, que bien.
- Bueno, que me gusta, y yo le gusto a él.
- ¿Y bien?
- Pues que estamos juntos desde hace un tiempo. – Dije con naturalidad.
- Yo lo quiero ver y conocer. ¿Qué edad tiene?
Esa era la parte difícil, no creo que entendiese que tenía 18 años, porque es una diferencia, ya es mayor de edad, y yo no…
-Tiene dieciocho.
Mi madre dejó de cortar tomates y me miró.
-¿Cuándo nos lo vas a presentar? – Preguntó mi madre con astucia.
- Pero, yo… No es nada oficial, y no sé si querrá, es tímido. Si quieres te lo enseño. Canta.
- ¿Es cantante? Qué raro, conoces a muchos cantantes, qué sociedad…
- Sí, lo conocí porque me dijo que hiciese con él un videoclip.
- Ah, pues cuando quieras me lo enseñas. – Me arrepentí inmediatamente de haberle dicho lo del videoclip, ahora lo quería ver.
- Sí, bueno, mejor otro día, tengo cosas que hacer. – Dije escabulléndome.
Iba muy bien en el instituto, sacaba muy buenas notas, y los profesores me caían bien. Eric no era una influencia para mí, pero él sí que estaba mejorando. Este segundo trimestre me iba mejor, estaba más concentrada, y ya no podía distraerme, porque quedaba poco para terminar, pero aun así, seguía saliendo los fines de semana.
Un domingo quedamos para ir de nuevo al estudio de Eric, pero esta vez también venía Danny. Iban a venir para recogerme, después de lo que pasó, no me dejaban ir sola, aunque a mis padres les parecía muy bien. Se lo conté todo, y me dijeron que no fuese sola, aparte de muchas más alteraciones…
Estaba esperando en una parada de bus que había cerca de mi casa, cuando vi a Danny enfadado y a Eric con un bebé en los brazos. Me sorprendió mucho, ¿qué hacía con un bebé?
-Hola. – Saludó con seriedad Eric.
- Eso, hola. Si no tuviéramos que estar con ese pequeño engendro, te saludaría mejor, pero como es tan inteligente… - Dijo Danny.
-¿Y qué querías que hiciera? ¿La dejo allí sola?
- Eh… ¿y esto? – Pregunté.
- ¿Te gusta? Pues toma, para ti. – Me dijo Eric, mientras me daba a la niña.
- ¿Pero que hace aquí? ¿Quién es?
- Es mi hermana, ¿increíble, verdad? Pues sí. Y como mis padres no están, me tengo que hacer yo cargo de ella. Y parezco un gitano de esos que van con el bebé con dieciséis años. ¡Qué vergüenza! – Exclamó Eric.
Me fijé en ella, era muy mona, y se parecía mucho a él. Estaba dormida, tenía un vestidito naranja, y estaba liada en una mantita celeste. Lo único que tenía de parecido con Alex, era el pelo rubio. Tenía muy poco tiempo, aun tenía las mejillas rosadas y algunas arrugas en la piel.
-¿Y no tienes dinero para pagar una niñera? – Pregunté.
Eric me miro con cara de desprecio, y Danny agitó los brazos en forma de aprobación.
-Me da pena, ¿vale? Tengo malos recuerdos. – Susurró
- ¿Qué te pasó?
- Nada, da igual. Venga, vamos, no quiero llegar tarde.
- Venga, cuéntamelo. No me voy a reír. – Supliqué.
- Sí, eso dijiste cuando te iba a contar que canto y mira…
- Bueno, pero esta vez es diferente, es un trauma infantil.
- Era un niño chico, y jugaba, pero mi niñera decía que era muy malo, y me castigaba. Me metía en el horno y me dejaba allí. Me decía que como se lo contase a alguien que iba a castigar más. Pero no era malo, tan solo era un niño… Creo que ahora tengo claustrofobia. – Contó.
Me quedé con la boca abierta, no me lo esperaba, creí que diría que no le daba las golosinas que quería, pero eso… Era horrible, que lastima.
-Lo siento. No lo sabía. ¿Qué clase de mujer es esa? –Dije.
Pero no me contestó, se limitó a seguir andando. Llegamos al estudio, y, como si la niña supiera que había que estar en silencio, empezó a llorar. Danny y yo nos fuimos fuera para no molestar.
-¿Dejaste ya a Sylveria? – Le pregunté.
- Sí, es que, en realidad, me gusta otra chica. – Contestó tímidamente.
- ¿En serio? ¿Quién es? ¿La conozco?
- La conoces bastante bien. –Dijo entre risas.
No tenía ni idea de quién podía ser, pero si no me lo quería decir, no le iba a forzar.
-¿Qué nombre le han puesto? – Pregunté mirando al bebé, que se había quedado dormida de nuevo.
-Samantha. Me parece un nombre un poco extraño, pero no es mi hija.
- Ah, no te gustas los niños, ¿verdad?
- No, para nada. – Contestó mirándola.
- Me lo suponía.
Entramos dentro ya, Eric no había acabado, y estaba en medio de una canción, se distrajo, y tuvieron que volver a empezar. Me encantaba su voz, y sus canciones. Según mi gusto, cantaba mejor que Ryan, pero él también me gustaba mucho. La hermanita se despertó de nuevo, pero le gustaba la canción, y se quedó callada escuchándole. Terminó de cantar y salimos del estudio.
-Ven aquí, Samy. – Dijo Eric mientras la cogía de mis brazos.
- Oh, por favor, ¡qué dulce! ¿Quién es? Mírala que mona. – dijo una voz.
Miré de quién procedía, y, tal y como me temía, era de Bryanna. Ahora también intentaría llamar la atención con Sam, era insoportable.
-Es mi hermana.- Contestó secamente.
-¿Y ella, qué hace ella aquí?- Preguntó mirándome.
-Es mi amiga, y puede venir conmigo cuando quiera. Bryanna, anda, ¿qué quieres? – Le dijo.
- Ah… pues nada, solo quería ver como estabas, supuse que estarías aquí, y he esperado a que salieses.
- ¿Y si no hubiese estado? – pregunte sonriendo.
- ¿Qué? Mira, mona, no te metas donde no te llaman.
En ese momento me entraron ganas de gritarle, de dejarle claro quién soy yo y como me debe tratar, de tirarle de los pelos, empujarla, me entraron ganas de muchísimas cosas, pero no pude hacer ni decir nada, nada antes de que me defendiese él.
-Bryanna, no tengo ganas de aguantarte ahora mismo, sinceramente.
Vi que Danny se había molestado, pero no sabía si era por el comportamiento de Bryanna, o por la forma que había contestado Eric.
-Bueno, lo siento cariño, ¿queréis venir a merendar algo, un pastel? –Dijo mirándome con una de sus falsas sonrisas.
- Yo… estoy… a dieta. Me voy a mi casa. – Dije.
Eric me miró con cara de incomprensión, pero pronto entendió que no quería estar con ella.
-Voy contigo. Adiós pareja, nos vamos. – Se despidió Danny.
Eric me lanzó un última sonrisa antes de que Bryanna tirase de él hacía una pastelería cercana.
-No te cae bien mi hermana, ¿no?
-¿Cómo lo has sabido?
- ¿Dieta? Pero si estás delgada, estaba claro que no querías ir con ellos.
-Ya, bueno, ella seguro que se lo habrá creído, como es tan perfecta, se creerá que la única delgada es ella. – Dije con valentía.
- Eh, que es mi hermana, aunque supongo que tienes razón, a veces es inaguantable. Sobre todo si se da cuenta que tiene algo que otro quiere. – Añadió mirándome de reojo.
- ¿Qué?
- Nada, da igual. Nos hemos pasado la parada…
- Bueno, demos un paseo.
Seguimos hablando de Bryanna, estaba claro que yo tampoco le caía bien, y eso me cabreaba aun más, porque ni siquiera tenía motivos para enfadarse, aunque, pensándolo mejor, yo tampoco los tenía.
Llegué a casa, y mis padres me dijeron que el próximo viernes se irían a un hotel, que me quedaría sola. Así que le pedí a Ryan se viniese un rato. Me dijo que me vendría a recoger del instituto y que íbamos a ir a comer a un restaurante.

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