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Peanuts, mi blog, un sitio donde publicaré cada capitulo de mi novela. Soy principiante en esto, pero espero que os guste, tengo mucho que contar...

martes, 30 de agosto de 2011

Capítulo 36


Tenía que hacer algo, y eso iba a hacer, tenía una idea, pero no me dio tiempo de recapacitar, tenía que lanzarme y hacer esa idea, sin más preámbulos. No estaba segura de qué repercusión podía tener, pero esta tenía que saber quién era yo…
Ese mismo viernes, se me ocurrió la idea, mientras estaba en sociales a primera hora, y a segunda ya tocaba música. Nos sentamos y me dio tiempo a recapacitar un poco más, pero no mucho, porque no paraba de regañarme, en ese momento más que nunca, parecía que me leyó el pensamiento.
Miré a Eric, le miré durante unos segundos.
-Eric, tengo que hacer una cosa, prométeme que no te enfadarás.
-¿Qué? –Me preguntó sonriéndome.
-Por favor Eric, prométeme que todo seguirá como antes.
-¿Y por qué no debería estarlo? Leila, me estás preocupando…
-Eric, por favor.
-¡Claro que sí! ¿Qué preten…? –Me comenzó a preguntar.
No le dejé continuar, le miré los labios decidida, y me acerqué rápidamente. Apreté mis labios contra los suyos. Él estaba rígido, era evidente, su novia estaba allí delante. Abrí un poco los labios, para cerrarlos nuevamente. De pronto, oí un porrazo, era Bryanna, había tirado su carpeta contra la mesa. Me aparté vacilando, y la miré con rudeza.
-¡Se puede saber que haces! Tú… ¡fuera ahora mismo de mi aula!–Me riñó.
-Ni es tu aula, ni me voy a ir. –Contesté desafiándola.
-¡Muy bien! –Dijo casi gritando. –Ve ahora mismo, a ver al coordinador. –Firmó una nota con mi nombre, para que pueda asistir a esa aula.- Él ya se encargará de ti.
-Ni que fuese a matarme…- Alardeé.
Noté miradas clavándose en mi espalda, pero no me di la vuelta para mirar. Cogí con fuerza el papel, y me di la vuelta, caminando hacia el aula.
Llegué allí y me senté en la silla, frente al coordinador.
-Tú eres… -Dijo cogiéndome el papel. –Leila, ¿no? Nunca te he visto por aquí.
-Lo sé, no frecuento mucho estas visitas.-Añadí con una sonrisa radiante.
-¿Qué ha pasado?
-Bueno, es una historia muy larga, típica de adolescentes inmaduros, ¿de verdad quiere escucharla?
-Por supuesto, y lo mejor es que me lo cuente todo.
-Bien, pues, la profesora esta nueva, que sustituye a la de música, tiene un novio. ¿No?
-Imagino. Es muy joven. –Susurró.
-Vale, pues ese novio, está en mi clase, y resulta que es mi mejor amigo. Pues me tiene muchísima envidia, porque estoy sentada con él, y estamos siempre juntos. Suelo ser una chica tranquila, que no molesta y obedece, nunca me regañan, ni mucho menos, me envían aquí. Pero ella hace lo posible para que me tengan que expulsar.
-¿Segura? –Dijo mientras lo anotaba todo.
-Sí, es evidente. El caso es que estaba harta de todo, y no puedo venir a hablas con usted sin ningún motivo. Pues he decidido portarme mal a propósito para que me envíen aquí, y contarle toda la historia, y, a su vez, que usted de parte a los demás, y les deis un toque, para que sea objetiva. Es decir, ¡no puede besarle delante de todos los alumnos! Está claro que ese chico tiene enchufe, pero no tiene culpa. –Expliqué enfrascada en lo que contaba.
-Bueno, no es que no la crea, pero necesito testigos que corroboren la información. ¿Qué ha hecho exactamente para portarse mal?
-He besado a su novio, entonces me ha echado de la clase, y le he dicho que no quería, inmediatamente me ha mandado con usted.
-Tampoco está bien por su parte, pero, supongo que lo ha hecho por una causa.
-¡Claro que sí! Es que no puedo estar sometida a esta presión. La gente dice que los profesores le tienen manía, pero, ¿esto qué es si no?
-Y… supongo que a ti también te gusta.
Me dejó completamente fuera de lugar, ¿qué debía contestar? Si decía la verdad, un momento… No podía decirla, se sabría, y lo anotaría. Iba a mentir.
-¡No! Es muy amigo mío, pero ya está. –Mentí.
-Comprendo. Está bien, pero no puede volver al aula, es motivo de castigo, es faltarle el respeto al profesor, y hablarle mal.
-¿Y ella no me falta el respeto? ¡Me dijo que era retrasada! O lo dio a entender…
-Lo siento, si es tan amable, puede ir al salón de actos.
-Está bien. –Dije mientras me levantaba.
Abandoné la sala, pero volví y asomé la cabeza por la puerta.
-Gracias. –Añadí.
-Haré todo lo posible, eres buena alumna, mereces algo mejor. Pero antes tengo que tener testigos… En fin, de nada. –Me contestó con alegría.
Me encontré de nuevo andando por los pasillos. No quería acostumbrarme a esto, pero es lo que había. Al preguntar a los demás, me volverían a sacar de clase. Era un embrollo, pero fue lo único que se me ocurrió. La verdad es que no estuvo nada mal el comienzo. El beso… no sé cómo se lo habría tomado él. Pero para mí había sido especial, aunque hubiese sido contra su voluntad, un momento… ¿lo había sido? No se apartó en ningún momento. Quizás solo quería guardar las apariencias por Bryanna. Llegué al salón, y allí seguí meditando. Nunca había sentido tanto con un beso, ni con Ryan. No me arrepentía de haberlo hecho, pero me sentía un poco mal. ¿Y si ahora le metía a él en líos? ¿Por mi culpa? Estúpida, no pensé en mí, había sido egoísta, no era justo. Pero al menos ella tendría su merecido. Se lo debía, por no haberme defendido.
Finalmente sonó el timbre, y era la clase de Plástica. Por desgracia, también nos habían puesto por orden de lista, y estaba con Eric, Danny, y una chica más. No sabía qué contarle, quizás le molestaba la verdad. Bueno, al menos no tendríamos secretos…

domingo, 28 de agosto de 2011

Capítulo 35


Me desperté con un grito ahogado, y aun tenía las lágrimas por toda la cara. Eric estaba dormido a mi lado, pero se incorporó casi a la misma vez que yo.
Me costaba respirar, y él, asustado, me abrazó. Todo había sido un sueño, menos mal. Aunque todavía notaba el dolor en el estómago. Me apoyé en su hombro, y no pude contenerme más, seguí llorando como si no hubiera mañana.
-Tranquila, -me dijo al oído- todo saldrá bien.
Asustada, me retiré rápidamente, me levanté a duras penas del colchón, ya que este era blando, y me desequilibré. Él, molesto también, se levantó preocupado.
-¿Qué te pasa? Leila, tranquila, ha sido un sueño. –Me dijo.
Se empezaron a despertar los demás, quizás había sido mis sollozos los causantes, o el ruido que hice al bajar, pero todos me miraban fijamente.
Sin pensar, me levanté la camiseta, lo bastante para ver la herida, pero, como supuse, no había nada. Todo fue un sueño, más bien una pesadilla. Agotada, me pegué contra la pared, y descendí llorando. Nunca soñé nada tan real. Y, Eric dijo lo mismo que me tatuó. ¿Cómo era posible? ¿Tanto le conocía como para saber lo que me diría? No tenía explicación, probablemente solo fue coincidencia, pero no sabía qué me aterraba más. En ese momento, incluso imaginé que tenía poderes. Una cosa estaba clara, él era inocente, y, una vez más, me intentaba ayudar, mientras le inculpaba.
Los demás no sabían que decir, no comprendían lo que había pasado, lo que había sufrido.
-Leila, ¿qué ha pasado? –Me preguntó con delicadeza Danny.
-Yo… -Intenté continuar, no podía ser tan infantil, no podía llorar por un solo sueño. –Ha sido una pesadilla. Lo siento, no quería haberos despertado.
-No pasa nada, ¿estás mejor? –Dijo Michaela.
-Sí, por favor, olvidadlo, no me gusta ser el centro de atención. Ya está, me vuelvo a dormir. Gracia por preocuparos. –Concluí mientras me metía en la cama de nuevo.
Eric me acompañó, y también se metió dentro.  Los demás se callaron, y se volvieron a dormir. Eric me puso la mano sobre el brazo,  así me dormí. A la mañana siguiente, me desperté sin recordar el sueño, pero con un vacío por dentro.
Nos volvimos a vestir, y fuimos a desayunar. Todo fue bastante bien, nadie me recordó lo que pasó. Y lo agradecí mucho. Salimos a una conversación respecto al alcohol.
-No, ya lo he dejado. Paso, no me hace falta beber para divertirme. –Dijo Eric orgulloso.
-¿En serio?- Pregunté emocionada.
-Sí, lo hemos dejado todos. –Contestó Danny.
Me alegré bastante por todos, así estaban más sanos, no podían empezar tan pronto, era una locura. Eran un buen ejemplo, en parte. Luego, nos fuimos a casa, cada uno. Era sábado, y tenía que adelantar los deberes que me habían mandado. En ese momento, preferí no haber ido a casa de Eric, porque se me amontonaron, y no podría salir al día siguiente.
En efecto, no pude salir más en todo el fin de semana, y el lunes llegue cansada. Los demás no volvieron a sacar el tema, pero no fue lo peor que me podía pasar. Al parecer, alguien iba a entrar como profesor en prácticas, en clase de música, ya que esta estaba embarazada. Por supuesto, entró Bryanna. En la primera clase, se presentó.
-Hola, soy Bryanna, vuestra nueva profesora. Estoy en prácticas, así que espero que me tratéis bien. –Dijo entre risas. ‘’ ¿Tratarte bien? Haré un complot contra ti’’ – Y bueno, por supuesto, por estar en prácticas, no significa que vaya a dejaron infligir las normas. ¿Entendéis? Ni mascar chicle, ni gritar, ni sentarse mal, y, por supuesto, tenéis que obedecerme, ¿está bien? –‘’Este curso lo suspendo’’.
No dejaba de mirar a Eric, cosa que me molestaba aun más. Nos repartió instrumentos, la mayoría de la clase tenía xilófono, unos cuantos, pandereta, y, expresamente a mí, me dio cascabeles. Era patética. Me tuve que aguantar sin decir nada, ya que era mi profesora, pero esperaba que también se comportase con Eric. Al contrario, no paraba de acercarse a su mesa, y decirle cariñosamente cómo usar su instrumento. Yo no era menos, solo que se metía conmigo y mi forma de ‘’aporrear’’ los cascabeles en voz alta, de forma que todos se reían con ella. Danny, parecía molesto, no estaba siendo objetiva, pero más que eso, le molestaba que le prestase más atención a su novio que a su hermano. También trataba bien a las chicas, es decir, a toda la clase, menos a mí.
Los últimos cinco minutos, nos dejaron hablar. Para no variar, hablé con él. Pero allí estaba ella, sentada sobre la silla, con una pierna cruzada sobre la otra, su cabello rubio liso, y su mirada clavada a Eric. Cuando sonó el timbre, todos recogimos, y fuimos saliendo de la clase, como era a última hora, muchos se fueron ya. Pero la mayoría se quedaron en hablando.
Bryanna, antes de cerrar la puerta del aula, agarró a Eric del brazo, y le besó. Muchos soltaron una exclamación, otros simplemente observaban. Yo me limité a intentar no llorar, cosa que me fue fácil, porque era complicado que llorase. Por supuesto, la pesadilla estuvo completamente fuera de lugar, estaba en trance.
Eric se separó a los pocos segundos, y le dijo algo cabreado, no lo pude entender, ya que estaba de espaldas a mí. Se fue, vi como su melena castaña se movía con el viento. Pero Bryanna se dio cuenta, y me empujó al pasar a mi lado. Deseé que lo hubiese visto alguien, pero estaban demasiado ocupados viendo el cotilleo del momento.
Me fui con las demás.
-Yo, ya he cortado con Michael. Fue solo esa noche, no fue nada más. No estamos hechos el uno para el otro. Ahora… ahora me gusta otro chico. –Explicaba Irina.
Qué suerte tenía, podía estar casi con el que quisiera, y como quisiera. Yo, mientras tanto, tenía que soportar como su novia le echaba los tejos todos los lunes, y los viernes. Para empezar y acabar bien el horario escolar…
Me fui con Michaela a mi casa, y ella continuó hacia la suya.
Comenzaba a entrar el calor. Llegó Abril, y con esto, Bryanna estaba más borde conmigo que nunca,  ya que cada vez tenía más dominio sobre la clase, y no le importaba lo que dijesen los alumnos, ella prefería aprovechar el tiempo con Eric, aunque a este no le hacía ninguna gracia. Como consecuencia, no le importaba tratarme peor, me tenía envidia. Una vez incluso me cambió de su lado, pero nuestra tutora no lo vio del todo bien. Sabía que yo era una buena alumna, que no tenía razones, y que yo estaba consiguiendo que Eric subiese su nivel.
Tuve que soportar mucho, hasta que no pude más.

sábado, 27 de agosto de 2011

Capítulo 34


Tras esperar todos en silencio frente a la puerta de la casa, Eric volvió y la abrió. Entramos dentro, se estaba bastante bien comparado con el frio que hacía fuera.
Por supuesto, teníamos hambre, y no nos íbamos a poner a cocinar. Por lo tanto, teníamos que ir a comprar algo.
-Yo quiero una hamburguesa.
-Yo una pizza.
-¡Ah! Pues la compartes conmigo.
-Pues yo quiero un kebab.
-¡A callar! Aquí se come lo que yo digo. –Dijo con seriedad Eric. –Bueno, era broma, no os pongáis así…
-Pues entonces ve tú a por la comida, ya que eres el que decide. –Contestó soberbiamente Danny.
-Eh, sí, claro. ¿Quién se viene?
Nadie contestó, fuera hacía muchísimo frío, y estaba lloviendo con fuerza.
-Bueno, pues vente tú conmigo. –Me dijo finalmente mientras me agarraba del brazo.
Pero volvió a dar media vuelta cuando ya estábamos en la entrada, y les dijo a los demás que no hiciesen mucho ruido, ni travesuras, ni nada por el estilo. Salimos fuera, nada más abrir la puerta, una ráfaga embriagadora me invadió el cuerpo, apenas me dejó respirar durante unos instantes. Eric me vio, y cortésmente me ofreció su chaqueta.
-¿Tienes frio? ¿Quieres mi chaqueta? –Me preguntó.
-Sí. –Dije sin preámbulos.
-Vaya, viva la cortesía, ¿no? –Se quitó la chaqueta y me la puso sobre los hombros.
Aun así, me acerqué a él, y este me rodeo con un brazo mientras andábamos hacia el restaurante de comida rápida. Pedimos la comida, entramos en calor dentro, pero al salir fue mucho peor, volvió el frio, las gotas heladas y la oscuridad de la noche.
Volvimos rápidamente a la casa, pero, justo lo contrario de lo que dijo Eric, allí estaban gritando y haciendo tonterías. Por supuesto, el cabecilla era Alex.
-Ya estamos. –Dijo amablemente Eric, ignorando el barullo.
-Oye, yo no es por nada, pero no pienso dormir con el vestido. –Se quejó Michaela.
-Pues quítatelo. –Contestó Charles.
Todas las chicas le miraron impresionadas, pero los chicos apenas hicieron caso del comentario.
-¡Era una broma! –Se defendió este.
-Creo que tengo algo por aquí para vosotras. Bueno, para vosotros. A ver, ahora vengo.
Se fue a un dormitorio, y al cabo de un rato, volvió con unos cuantos pijamas.
-Son de… Bryanna.- Dijo cuidadosamente. –No creo que le importe.
Danny y yo le miramos de la misma forma, ninguno de los dos entendimos cómo habían llegado allí, pero no dijimos nada más. Trajo bastantes camisetas largas y varios pantalones cortos, cosa que me molestó más, ¿Por qué había más camisetas que pantalones? Lo dejé pasar, mientras nos vestíamos, los chicos también se pusieron pijamas.
Cuando entramos, Eric y Charles aun no se habían puesto la camiseta, pero al vernos entrar en el salón, rápidamente se acabaron de vestir.
Comimos, y seguimos hablando, hasta que el sueño pudo con nosotros. Danny dormía con Courtney, y Alex con Rachel. Nadie supo cómo, pero al final, Charles y Michaela se durmieron juntos, y Chelsea se quedó en un sofá. Yo, por supuesto, me quedé con Eric. Nos dormimos tras una larga charla.
Me desperté en mitad de la noche, estaba sudando. Fui al servicio, y me lavé la cara,  aunque no sabía bien donde estaba el baño, pude llegar allí sin dificultad. Al abrir la puerta para salir, allí estaba Eric, en la puerta. Tenía un trapo en la mano, antes de poder saludarle, me lo puso en la cara, y, espontáneamente, se oscureció todo. Cuando me desperté, estaba atada de pies y manos en la cama, y Eric, me sonreía mientras cerraba la puerta. Podía hablar, pero no lograba articular ninguna palabra.
Logré ver como se acercaba a una mochila, y de ahí, saco algo envuelto en telas. Sacó un cuchillo. No pude evitar que me temblasen las piernas. Lentamente, se sentó sobre mis piernas, con el cuchillo en la mano.
-Me quieres, ¿verdad? –Me susurró.
No pude decir nada, mis lágrimas recorrían mis mejillas, simplemente asentí con la cabeza.
-Pues, para que siempre me recuerdes, te dejaré la marca…
Con el cuchillo en mano, me levantó la camiseta lo suficiente para que tuviese la barriga al aire. Con delicadeza, apretó el arma contra mi piel, rasgándola suave y lentamente. Quería gritar, pero por más que abría la boca, no podía sacar más que un suspiro. Me estaba escribiendo algo, notaba las gotas que descendían por mis costillas, un ardor intenso en la piel que acababa de ser separada, por la que salía sangre, mucha cantidad. Se me hizo eterno, pero, al fin terminó. Noté todo mi cabello mojado de las lágrimas, y después, un terrible frío que dejó la humedad de estas.
Se levantó, y fue al baño. Oí como corría el agua, y luego un mueble de abrirse, y volverlo a cerrar. Al cabo de unos minutos volvió, otra vez tenía un pañuelo, y me estremecí, pero este goteaba. Ahora no quería anestesiarme, era peor. Me quitó la sangre sobrante de los cortes con el pañuelo, pero, para mi sorpresa, estaba empapado en alcohol. Me escocía, muchísimo, pero no podía hacer nada, por mucho que me moviese, apenas conseguía retrasarle más, y eso era lo que menos me convenía.
-Ya está, al menos, no se te infectará. –Me dijo con felicidad.
¿Qué le pasaba? ¿Se había vuelto loco? ¿Me quería de verdad? No podía llegar a ninguna conclusión, tenía miedo, estaba paralizada, retorciéndome de dolor, pero a la vez, sin poder moverme.
Me soltó las ataduras, y conseguí moverme, muy despacio, pero algo era algo. Seguía con la camiseta levantada, pero el viento y el frio me aliviaban un poco…
Eric se fue de la habitación, si de verdad me quería, no sabía por qué me hacía sufrir tanto.
Me di cuenta que había un espejo en la misma habitación en la que me hallaba. Me miré, y me escribió una frase, con letras mayúsculas: ‘’Todo saldrá bien. ’’

lunes, 22 de agosto de 2011

Capítulo 33


Se quedó callado, mirándome en silencio, intentando buscar algunas palabras que saliesen de sus labios, pero no dijo nada, es más, yo ni siquiera podía creer lo que le había dicho. Pero quería arreglarlo, que no pareciese tan… tan sincero, no quería mostrar mis sentimientos hacia él.
-A ver… No parece que seas muy feliz con ella, y te entendiendo, es un poco… -Explicaba.
-¿Inoportuna? ¿Celosa? ¿Sincera? ¿Borde? Sí, bastante. Pero es extraño lo que siento por ella, no creo que pueda explicártelo, hay veces que no la soporto, pero otras que sí… No me gusta para nada como te trata.
-Ni a mí. –Le dije sonriendo.
-Mira, ahí está Charles. –Exclamó levantándose, y cogiéndome la mano para que hiciese lo mismo.
Allí estaba Michaela, con su vestido blanco, y un grueso lazo bajo el pecho. Charles iba muy cerca de ella, estaban hablando, pero no pude entender de qué. Él le cogió del brazo, y esta se acercó más. En cuanto vi ese gesto, miré a Eric, que ya se estaba acercando, y yo aun estaba tras él, así que le rodeé el pecho con mis brazos, y le acerqué a mí. Se quedó desconcertado.
-Mejor que los dejemos solos. –Le dije al darse la vuelta.
-Eh, sí, tienes razón. Vamos a buscar a mi hermano, a ver qué está haciendo. Estoy acostumbrado a controlar a mi hermana, y ahora a él también…
Me reí. Acto seguido, fuimos dentro del edificio a buscarle, cosa que fue costó mucho, ya que había muchísima gente. Finalmente le encontramos, pero desearía que Eric no le hubiese visto. Rachel estaba junto a una pared de espaldas, y él estaba delante de ella besándola con los brazos apoyados en la pared. Eric palideció al verle, y yo me extrañé.
-¿Qué debería hacer? –Preguntó tranquilizándose.
-¿Qué te gustaría que te hiciesen a ti?
-Ya, pero está siempre igual, ahora le ha tocado a ella, pero dentro de poco será otra.
-Eric… -Dije para que dejase el tema.
-Está bien, tienes razón, simplemente le saludaré como si nada. –Contestó maléficamente.
No había servido de nada lo que le había dicho, quizás era una señal, a lo mejor se refería que le querían que le interrumpiese, pero… Bueno, me concentré y le seguí.
-¿Qué, dándoos el lote? –Interrumpió Eric.
Alex se apartó sobresaltado, y Rachel se puso colorada de inmediato.
-¿Qué demonios…? ¿No tenéis nada que hacer? –Dijo cabreado.
-Veníamos para estar con vosotros. –Exclamé para calmar la tensión.
-Eso, a ver si aprendes algo de educación. –Refunfuñó Eric.
-Pues si aprendo será por mí, no por tus trapicheos de… -Le respondió Alex.
Entonces supe que se refería a la conversación que tuvimos Alex y yo en un principio, sobre lo de su mejoría del vocabulario.
-Uy, ya es hora de comer, ¿buscamos a los demás a ver si quieren comer? –Preguntó Rachel un poco temerosa.
- Sí, pues no sé a quién vas a preguntar, porque Charles y Michaela estarán también a su rollo, y Danny y Courtney igual. –Contestó molesto aun.
-¿Tienes envidia? Envidia por no poder liarte con ella ya que estás comprometido con la otra, ¿verdad? – Exclamó Alex.
-¿Qué dices? –Dijo Eric alzando la voz mientras le empujaba.
Alex le devolvió el empujón, e instintivamente, después de empujarle me puse en medio con los brazos extendidos para separarles.
-Eh, ya está. ¿Qué hacéis? –Grité. Pero me di la vuelta a Eric. –Eric, por favor.
-Eso, a ver si le haces caso a tu ‘’novia’’ –Dijo Alex desafiante.
Eric hizo un ademán de ir a por él, pero tenía mi mano en su estómago impidiéndoselo.
-¿Queréis parar ya? A ver si maduráis, ¡los dos! –Dije.
Así, tras unos momentos de tranquilidad, nos fuimos a buscar a los demás, Charles y Michaela simplemente estaban hablando, pero a Danny y Courtney ni siquiera los encontramos. Irina y Michael también vinieron con nosotros, y Chelsea, que al final fue con un amigo suyo de primero de Bachiller.
Pedimos una hamburguesa en el aula uno, la que anteriormente arreglamos, y fuimos a un banco a comer.
Eric y Alex se habían relajado, y seguían siendo tan hermanos como siempre, pero no me explicaba ese comportamiento en Eric, él no era agresivo, pero supuse que al ser su hermano, tenían más confianza…
Por la tarde ya comenzó el baile, era en el salón de actos, había quitado todas las sillas, y atenuaron las luces. Para mi suerte, había que bailar un baile lento, no sabía cómo se bailaban los modernos.
Empezó a sonar la música, y Eric me miró cariñosamente. No sé ni cómo reaccioné, pero sonrió.
-¿Nerviosa? –Me susurró mientras me rodeaba la cintura.
-Un poco.- Y le puse una mano en el hombro.
Entrelazó sus dedos con los míos, y comenzamos a bailar. Al principio estábamos bastante separados, pero al final incluso apoyé la cabeza en el hombro…
No éramos los únicos que cogieron confianza, vi como Danny besaba en los labios a Courtney, incluso Irina y Michael parecían más encariñados, pero nada ocurrió entre Michaela y Charles. De vez en cuando Chelsea le echaba una mirada a Charles, tenía envidia, por supuesto, pero yo me alegraba por ella.
Fuimos a tomar algo, por supuesto, solo se repartían bebidas sin alcohol.
-¿Se lo vas a decir? – Le preguntó Danny a Eric.
-Luego, supongo. –Contestó.
Le miré extrañada, pero lo único que hizo fue sonreírme. Me encantaban sus miradas, pero no me hacía ninguna ilusión que me las hiciese para que cambiase de tema, o como si no entendiese.
Fue una tarde muy bonita, nos lo pasamos todos muy bien, tuve una buena excusa para estar con él durante todo el día, resulta que era mi ‘’pareja’’, aunque fuese solo en el baile.
Para mi asombro, un rato más tarde, nos invito a irnos a dormir a su casa. Todos accedimos, excepto Irina, que no le dejaban. Me alegré mucho, eso era lo que nos tenía que decir, y por lo que yo me había molestado, ¿por qué había cogido la costumbre de enfadarme con él cuando hacía algo bueno? Tras un rato de charlas, llegamos a la casa de Eric y de Alex. Claro está que antes de entrar, ambos hablaron a solas, y me pude imaginar de qué.