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Peanuts, mi blog, un sitio donde publicaré cada capitulo de mi novela. Soy principiante en esto, pero espero que os guste, tengo mucho que contar...

lunes, 1 de agosto de 2011

Capítulo 16


No tenía miedo, al menos en ese momento, éramos muchos, y solo era una casa vieja y abandonada, pero, Chelsea sí que se estaba asustando, ya que había un letrero que citaba, ‘’prohibida la entrada’’. La entrada estaba llena de telarañas, oscura y siniestra. Había un antiguo mueble con  un espejo roto, y marcos de bronce con fotos de lo que antaño era la familia propietaria de la mansión.
-¿Podemos volver? – Dijo Chelsea.
- Venga, no te preocupes, estás con nosotros. No va a pasar nada. – Contestó Danny.
Continuamos, y entremos en lo que parecía ser el comedor. Había una gigantesca mesa con flores muertas sobre un florero de vidrio opaco.  Había muchos cajones, con pergaminos de más de 100 años, pero tenía una letra ilegible, así que decidimos seguir hacia la próxima habitación. Era, dentro de lo que cabía, acogedor. Había una pequeña cuna con rosados lazos, y una mosquitera a juego. Investigábamos la habitación cuando Rachel se puso a decir:
- ¡Un niño! ¡Hay un niño dentro!
Eric se acercó, pero el bebé yacía inerte sobre su cama.  Irina lanzó un grito, y esto causó un efecto inesperado. El niño muerto empezó a llorar.
- ¿Pero qué…? –Dije.
Cuando se abrió la puerta, nos quedamos perplejos. Una mujer mayor, con cabello negro y liso cubriéndole la cara estaba en el umbral de la puerta. Se oyó un extraño sonido proveniente de ella, algo que me puso los pelos de punta, y se tiró al suelo. Empezó a sacudirse bruscamente, acercándose poco a poco a la cuna del niño. Todos nos apartamos silenciosamente. El vestido de aquella mujer tenía unas manchas oscuras, pero era imposible saber con certeza qué era. Pasamos rápidamente a otra habitación, para intentar salvarnos, pero fue inútil. La siguiente sala era un despacho, y allí estaba un hombre. Con un gigantesco hacha en la mano. Intentó darle con tanta fuerza a Eric que la clavó en el suelo, ya que este se quitó de en medio con agilidad.
El hombre dio un enorme empujón a Danny, y este retrocedió unos pasos del impacto hasta caer al suelo. Era un hombre fuerte, alto, y muy musculoso. Rachel no pudo evitar agarrarse a la mano de Alex, y Courtney lanzó un grito ahogado. Yo no me pude mover del mismo miedo. Pero corrimos y cerramos la puerta con fuerza. Entramos en la habitación. Había una cama de matrimonio, con manchas del mismo tipo que los de la mujer, eran sangre. Sobre la mesita de noche de madera de roble había un cuchillo, y al lado de la cama, un osito de peluche al que le faltaba un ojo. Era la cosa más tierna y a la vez triste que había visto. Las lágrimas se amontonaban para salir, pero intenté evitarlo a toda costa.
Creí que Alex iba a ser muy molesto, pero la verdad fue que estuvimos muy en silencio. Apenas teníamos fuerzas para hablar de lo sucedido, nos limitábamos a coger aire. Quién sabía durante cuánto tiempo podríamos respirar…
Pero pronto nuestra tranquilidad cesó, un ruido provino de la ventana, en la que había una paloma hincada con una flecha en el cristal. Su sangre caía por los relieves de este. A Michaela se le escapó una lágrima, y rápidamente Charles le agarró de la cintura y la llevó hacia la siguiente habitación, le seguimos todos.
Era un trastero, sería un buen lugar para encontrar algo interesante, así que buscamos en los cajones y las estanterías con  la mayor velocidad que nuestro cuerpo podía.
En uno de los cajones que abrió Charles, salió un enorme murciélago, que revoloteó dando tumbos por toda la estancia.
- Eric, por favor, vayámonos ya. – Supliqué.
- Tenemos que dar la vuelta para salir por la entrada, ya que no querréis encontraros de nuevo con todos a los que hemos dejado atrás, ¿no?
Eso me hizo más vulnerable, ¿aún quedaba mucho camino? ¿Qué más íbamos a encontrar allí?
Al salir del trastero, llegamos a la cocina, donde un mohoso pastel de boda esperaba ser estrenado en la encimera, junto con dos brillantes alianzas. La historia de la familia seguro que fue muy triste, pero no podía imaginar, aún seguía impactada por lo sucedido. Normalmente no te encuentras a cadáveres que te intentan matar…
La cocina nos pareció un lugar peligroso, ya que contenía gran cantidad de cubiertos que podrían hacernos daño si aparecía cualquier cosa.
Por fin llegamos a la entrada otra vez, pero allí nos esperaba de nuevo la mujer y el hombre muertos. Nos intentaron atacar, pero eran más lentos que nosotros, aún así le dieron a Alex,  este cayó al suelo. Su fuerza parecía mayor, nada más levantarse, nos fuimos todos de aquella horrible casa. Me fijé en la ventana, y allí había una niña, en el segundo piso, observándonos. Como si alguien le hubiese hincado un cuchillo, empezó a soltar sangre del pecho, y cayó al suelo. No aguanté más. Mis lágrimas cayeron sobre mis mejillas. Era demasiado en una sola noche.
- ¿Os queréis quedar a dormir a mi casa? – Preguntó Rachel.
- Sí, por favor. – Dije con un nudo en la garganta.
Llamé a mis padres, que accedieron a quedarme en casa de Rachel por esta noche.
-Oye, ¿por qué no os venís a mi casa? Y ya allí hablamos… - Dijo Eric.
- Eso. – Repitió Alex.
Decidimos mejor ir a la casa de Eric, dijo que sus padre no estaban, y que podíamos poner los colchones en el salón. Y nos pareció buena idea. Mientras no estuviesen los padres para molestar, me daba igual, pero hubiese preferido poder desahogarme tranquilamente con mis amigas.
Llegamos a la casa, pusimos las camas y nos acomodamos. Seguía teniendo miedo, y vi como Rachel temblaba aún. Chelsea e Irina se cogían del brazo, recordando esos momentos. Yo me limité a mirarles, a todos, y ver sus reacciones. Hacía frío, no teníamos pijamas y tendríamos que dormir con ropa para salir, aunque no creía que fuésemos a dormir mucho…
- Está bien, tenemos que hablar… - Dijo Eric.

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