Bienvenidos

Peanuts, mi blog, un sitio donde publicaré cada capitulo de mi novela. Soy principiante en esto, pero espero que os guste, tengo mucho que contar...

domingo, 11 de septiembre de 2011

Capítulo 41


Se quedó callado durante un momento, luego miró al Coordinador.
-Eh… me gustaría hablar a solas con ella. –Dijo.
-Bueno, está bien, cuando terminéis de hablar, me avisáis, y me contáis lo que pensáis, si lo habéis arreglado y eso. ¿Está bien? –Explicó.
Asentí. El señor salió por la puerta,  y nos dejó solos. No le miré, no quería saber nada que estuviese en relación con lo que paso.
-Leila, en serio. Sé que lo hice mal. Pero puedo explicártelo. De veras. – Me dijo.
Le miré con odio, pero al verle, me di cuenta que me miraba con pena, y me hizo sentir más fuerte. Superior a él.
-Empieza. –Contesté arrogante.
Suspiró, cerró los ojos, y evitó mi mirada.
-Leila, lo hice por ti. Es decir, no era verdad. –Se paró un segundo. –Parezco estúpido.
-Sí. –Afirmé incrédula.
-A ver, si Bryanna se enteraba de mis sentimientos, no sé que hubiese pasado. Si se hubiese enterado el director… es que temía que te pasase algo, no creía que estuvieses escuchando. No quería hacerte daño, justo lo contrario.  Si nadie lo supiese, nadie diría nada. Creía que ya lo sabrías. –Explicó nervioso y arrepentido.
-Creías que ya lo sabría… -Repetí. -¿Qué debería saber? Mira, no vengas con…
-Te quiero. –Me interrumpió.
Me paré de inmediato. ¿Sería verdad? Quizás lo hizo por mí, para que no tuviese problemas, es verdad que si lo hubiesen sabido, podría haber empeorado todo. Pero…
-Es verdad todo lo que te estoy diciendo, sino, no hubiese estado tanto tiempo contigo. Créeme. Lo de Bryanna ya sabes por qué fue. Leila, de verdad que te quiero. No sé cómo hacer que confíes en mí.
-Esto… No, no sé qué decir.
- Perdóname. Por favor.
-Es decir. Tú… ¿me, me querías? –Pregunté tímidamente.
-Sí, desde tu cumpleaños. Cuando te vi me llamabas la atención. Pero no te quería en ese entonces. –Explicó.
-Ha sido todo un malentendido…
-Sí. –Dijo.
No sabía qué hacer, me quería matar por una tontería. Me quería, me quería de verdad, se le notaba la sinceridad en la cara. La otra vez estaba de espalda y no pude ver su expresión, y supuse que era verdad. Y ahora que me decía la verdad, iba a desconfiar. No, siempre lo hacía todo mal. Ya se iba a acabar todo. He seguido viva para algo, lo iba a aprovechar.
-Tienes razón. ¿Podremos empezar de nuevo? Otra vez… -Comenté arrepentida.
Sin previo aviso se acercó a mí, y apretó sus labios contra los míos. No sabía a quién obedecer, si a mi corazón, o a mi mente. Mi corazón me decía que le quería, que debía estar con él, era un sentimiento muy fuerte, y más en ese momento, tanto, que consiguió vencer a mi mente, que me pedía volver a ser amigos.
Le puse las manos en los hombros, y él me rodeó la cintura. Me levantó del sillón, y continuó besándome.
-No quiero volver a perderte. No otra vez. –Susurró, y, acto seguido, me besó en la frente.
-Yo, me quería matar… solo porque me habías defendido. Soy estúpida.
-No lo eres, simplemente creías en mí. Creías que decía la verdad. Pero ya estás bien, no ha pasado nada grave, y has aprendido, ¿verdad? –Me preguntó acariciándome la mejilla.
-Sí, por supuesto. Eric… Lo siento de verdad… ¿y estuviste esperando a que estuviese bien? De verdad, no sé como…
-Déjalo estar, olvídalo. Piensa que todo ha salido bien, que sabes que te quiero, que nada nos puede separar… -Hizo una pequeña pausa. -¿Eso lo he dicho yo? ¡Qué cursi!
No pude evitar reírme, me hacía sentir bien, olvidar mis problemas, le quería, le quería mucho más de lo que creía el tope, ahora sabía que me quería también. Tenía razón, ya no podía pasar nada más.
-Vamos a hablar con el coordinador. –Dije.
Me cogió de la mano sana, y caminamos hasta que llegamos a la sala de profesores. Allí estaba él, con un montón de papeles, pero, justo antes de aparecer por la puerta, Eric me soltó. Estaba claro que aun quería que no se supiese nada, pero no me molestó, lo hacía por mí.
-¿Y bien? –Preguntó.
-Bueno, ya está todo arreglado. –Le contestó Eric.
-¿Sí?
-Sí, fue todo un malentendido, siento haberle molestado. De verdad. –Afirmé.
-Está bien. Pero ya sabes, cualquier problema, me lo dices, ¿vale?
-Sí. –Respondí.
Fuimos al aula que nos tocaba, que aun era la primera hora. No tuve oportunidad de hablar con las chicas, porque nada más me vieron aparecer por la puerta, me llevaron a la sala. Michaela tampoco me preguntó nada, no quería agobiarme, aunque de todo lo que me había librado ella, me tocaría con las demás.
-Eric… -Dije.
Al instante se dio la vuelta y me miró.
-No me importa que sepan lo nuestro… es decir… -Continué.
-¿Quieres que tengamos algo? –Preguntó sinceramente.
-Yo…
-A mí me gustaría, pero como tú digas.
En forma de respuesta, le di otro beso, esta vez de corta duración, y me di la vuelta para continuar, cuando me di cuenta que la puerta estaba entreabierta, y nos observaba toda la clase.
-Mier… -Maldijo Eric.
Sin decir nada más, ambos entramos en clase, y nos sentamos en nuestro sitio, que casualmente, estaban juntos. No quise mirarle, porque ya habíamos metido suficiente la pata, como para tener que dar más pruebas de nuestra relación. ¿Relación? ¿Eso se podía llamar relación? A mí me gustaría que lo fuera, y a él también. Pero… ¿y a los demás?
¿A mí que me importaban los demás? No podían intervenir en mi vida personal, no estábamos incumpliendo la ley ni nada por el estilo, sin embargo me sentía culpable. Podía ser por piedad hacia Bryanna, o por lo que expliqué a mis padres, que no quería contradecirles todo lo que expliqué, pero no tenía más elecciones. Él no era culpable, fui yo sola, fui tonta y despreocupada, pero no quería pensar en eso, no ahora que todo iba sobre ruedas, no ahora que había conseguido lo que llevaba tanto tiempo buscando. Había conseguido a Eric, por fin, era mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario