Bienvenidos

Peanuts, mi blog, un sitio donde publicaré cada capitulo de mi novela. Soy principiante en esto, pero espero que os guste, tengo mucho que contar...

lunes, 1 de agosto de 2011

Capítulo 13


Decidí dejarme de tonterías. Era mi amigo, y seguiría siéndolo para siempre. Así que cambié de tema.
- Danny, ¿has vuelto con Sylveria? Es que, me pareció veros juntos el otro día, en la fiesta.
- Sí, tras mucho insistir, acepté. Además, a mí me gustaba, y ya me ha dicho que… Bueno, da igual. El caso es que estamos bien. – Me contestó.
Ya, eso no se lo creía ni él, pero bueno, cada uno era libre de hacer lo que quería. Fue pasando el tiempo, los chicos se integraban cada vez más en nuestro grupo, a Danny le caía algo mejor Courtney, algo que antes parecía imposible, y se acercaban las navidades.
- Leila – Me dijo un día Eric mientras paseábamos por el patio. – Esta tarde tengo una audición.
- Ah, que bien.
- Y bueno… me gustaría que vinieses. – me contó con timidez.
- ¿En serio? – Pregunté indecisa.
- Si quieres, claro.
- Me encantaría. Es decir, esto es como ver a un famoso de verdad. Uy, que emocionante. – Contesté.
- Pues no es tan emocionante, créeme.
- Bobadas.  Por fin te podré escuchar.
- No te pierdes nada. – Me tranquilizó.
- ¿Pero por qué eres tan honesto? No es justo. ¡Presume un poco! Como cantes bien…
- Uf, ya me he salvado.
Le lancé una mirada de odio, pero él se la tomo a broma, y me sonrió, con eso consiguió ablandarme.
Como habíamos dicho, quedamos para ir hacia el estudio, así que fui al instituto, y allí me recogió Eric. Pero, para mi sorpresa, venía en coche, y en el asiento de acompañante; venía con su padre. Ese momento fue casi traumático, me sentí completamente avergonzada.
- Hola chica, tú debes ser Leila, ¿no? Eric me ha hablado de ti. – Me saludó el padre.
- Papa… -Dijo Eric intentando zanjar el tema.
- Pero sí no pasa nada, no sería tu primera novia, eso está claro. – Se rió.
- Dios… - susurró Eric, y dicho esto, se puso a mirar por la ventana mientras se acomodaba en el asiento.
<< ¿Muchas novias? Ya podría meterme con él, para el resto de su vida>> -pensé.
El camino se me hizo corto, pero para Eric fue amargo y  lento, ya que le empezó a recordar a cada una de ex novias, a mí me resultó gracioso, pero él lo estaba pasando mal.
- ¿Y te acuerdas de Nicole? Creí que ella sería la definitiva, pero… apareció Danny. ¿No fue así? – Se burlaba el padre.
- La próxima vez voy en moto, prefiero que me atropellen antes que esto. – Dijo despectivamente.
- Pero hijo, tu le hiciste lo mismo a él, ¿cómo se llamaba? Chloe, es verdad, Chloe…
Cuando salimos del coche, seguía cabreado. No creo que terminasen bien ninguna de sus relaciones, y supuse que molestaba que te lo recordasen, pero como nunca había tenido novio, no lo sabía.
Por fin entramos en el estudio, unos hombres le saludaron y le estrecharon la mano. Nos llevaron a una sala, y el entró dentro de la parte que estaba insonorizada, y yo me quedé fuera, sentada en una silla.
Al cabo de un momento, se puso unos cascos, y un hombre de fuera se sentó frente a un panel donde controlaría el sonido. Comenzó a sonar una música, y al cabo de unos segundos, empezó a cantar. Me impresionó bastante, y lo notó, porque me sonrió, y, al ver que no reaccionaba, se echó a reír. Tuvieron que parar, y volver a empezar, y esta vez cerró los ojos.
Me encantó su voz, no era muy común, sin embargo, ya la había escuchado antes, y no sabía dónde.
Grabó solamente tres canciones, ya que sí cantaba durante mucho tiempo, se le rasgaba la voz, o algo así me dijeron.
- ¿Qué te ha parecido? – Me preguntó.
- ¿Me das un autógrafo? – Le contesté atónita.
Él se rió de nuevo, parecía no creer que me hubiese gustado tanto como cantaba, pero yo no tenía palabras para describírselo.
- Bueno, pues ya está, ahora a aguantar a mi padre hasta que te dejemos en tu casa. – Dijo molesto.
- No le hagas caso.
- Se cree que no puedo tener amigas, que cansino. Lo siento por darte el tostón. – Se disculpó mientras se acariciaba la nuca.
- Tranquilo, me gusta escucharte.
Hubo un silencio.
- Es decir, escuchar, a cualquiera.
Se volvió a reír. Aunque me encantaba su sonrisa, no me gustó nada que riese de mí.
- Vamos, que está allí. – Cambió completamente su aspecto, ahora se mostró serio.
Fuimos en coche y me dejó en casa. El padre no comentó nada más acerca de su vida amorosa, pero supuse que le atormentaría cuando llegase a casa.
Salí del coche, fui a entrar a mi piso, pero, cuando me di cuenta, Danny estaba rondando mi calle.
- Danny.-  Le llamé.
- Leila, menos mal. Desde el accidente suelo ir andando, y me he perdido. Creo. – Me dijo indeciso.
- Ya veo, ¿a dónde quieres ir? – Pregunté.
- Pues, realmente, a mi casa.
- Uf, ven, ven conmigo.
Parecía algo distante, como mareado, o algo así, era raro que hubiese llegado hasta allí.
- ¿De dónde vienes? – Le pregunté.
- Mis amigos, me han invitado a su casa, y he aparecido aquí.
- ¿Has bebido? –Dije.
- Eh, un poco. ¿Me podrías acompañar a mi casa? No creo que sepa ir solo.
No quería llegar hasta tan lejos andando, pero era mi amigo, y en ese estado, creo que necesitaba ayuda. Seguro que no había bebido ‘’un poco’’ como él decía, además, si ya estaba acostumbrado, no podía estar tan borracho con un poco de alcohol, así que le acompañé.
Paseábamos en silencio, él no tenía fuerzas ni para formar una frase, y o no quería escuchar bobadas.
Tras un largo camino, llegamos a su casa, vivía en un chalet, y nos paramos frente a las verjas de su casa.
- Gracias, gracias por… ‘’venirme’’ aquí. – Dijo mientras me cogía la mano.
- ¿Eh? De nada. – Contesté.
Con la otra mano me acarició el hombro. Mi respiración se hizo más veloz.
- Danny, yo…
No pude continuar, me besó. Y yo le seguí el juego. Noté sus labios calientes junto con los míos, y sujeté su cara entre mis manos, al igual que él me abrazó la cintura. No sé cuanto pudo durar ese beso, pero volví a la realidad porque sonó mi móvil. Pero no quería contestar, aún tenía la respiración entrecortada, y se darían cuenta.
En cuanto Danny lo escuchó, paro de besarme, y se separó un poco. Tras ese gesto me tranquilicé más. Cogí el teléfono, era mi madre, quería que fuese ya para casa, que era muy tarde.
- Esto… me tengo que ir. – Todo este rato besándole, y ahora no se me ocurría qué decir.
- Sí, adiós.
Me fui todo el camino a casa pensando en ese momento, en el momento que nos besamos. Fue tan especial para mí. Era mi primer beso, y sabía cómo actuar, que hacer, todo, como si él me hubiese dado confianza. Pero seguro que para él no era nada, había bebido, y mañana no se acordaría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario