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Peanuts, mi blog, un sitio donde publicaré cada capitulo de mi novela. Soy principiante en esto, pero espero que os guste, tengo mucho que contar...

jueves, 16 de junio de 2011

Capítulo 6


Me pasé toda la tarde deseando que llegase mañana.  Martes. Martes.
¿Qué tiene de especial un Martes? Bueno, era mi segundo día de clase, pero…
Paso de repetirme, que hay veces que soy muy pesada.
Ya me dolía la cabeza cuando conseguí dormirme. En el primer suspiro de comodidad, empezó a sonar el teléfono. Me levanté y lo cogí.
- ¿Sí?
- ¿Rachel? – Me dijo una voz.
- ¿Qué? – Contesté extrañada.
- Oh, déjame, ¡si Rachel soy yo! Dios mío, por favor, no se lo digas a nadie, si no, no sé qué pensarán de mí. – Dijo Rachel entre risas.
En ese momento no me pude contener la risa, sabía que Rachel estaba un poquito ida, pero esto superaba incluso sus límites.
- ¡No te rías! –Me regañó más risueña aún.
- Vale, vale… -Le contesté conteniéndome. ¿Qué…? - No podía, mis carcajadas pedían salir inmediatamente. Creo que no me había reído tanto en toda mi vida. Pff, Rachel es un desastre, ¿Qué clase de persona llama por teléfono preguntando por sí misma?
- Bueno… Lo que te iba contando. ¿Qué te estaba contando? – Me pregunto.
- A ver, me llamas preguntando por ti, y, ¿encima quieres que sepa lo que me querías decir?
- Si lo pintas así… ¡Ah! Que… he pensado que nuestro grupo, o sea, nosotras, las que nos hemos juntado hoy. Courtney, Michaella, Irina, Chelsea, Mary, Alexis, tú y yo. Bueno, pues nosotras, tengamos un nombre, ya sabes, como un equipo. – Me explico.
- Sí. –Le contesté.
- Y, a mi no se me ocurre ninguno. Pensé que tú te pondrías inventar algo.
¿Yo? Espera, estaba hablando conmigo. A mí, los rótulos y los nombres siempre se me habían dado fatal. En fin, por intentarlo…
- Sí, ¿por qué no? Bueno, puede ser ¿Peanuts? Sí, Peanuts
- ¿Peanuts? – Me dijo indecisa. - No sé, ¿Qué quiere decir?
- Cacahuetes.
- ¿Eh? Cacahuetes… Como nombre en inglés suena bien, pero en español queda fatal.
- Ya, pero yo digo el nombre en inglés, no en español. – Era evidente, si no, le hubiese dicho Cacahuetes directamente.
- Mañana se lo diremos a las demás, ¿vale?
- Claro.
Nos quedamos un momento en silencio.
- Oye, la verdadera razón por la que te he llamado es porque, bueno, por Leo. – Dijo un poco triste.
- Dime, aquí está tu psicóloga personal. – Sí, me encanta resolver los problemas de mis amigas.
- Es que… me siento mal. Yo… a mí no me gusta pero, me da cosilla no volver con él. Además es súper cariñoso.
- Pero piensa que tú no puedes salir con alguien por pena, sino porque tu le quieres de verdad. – Le dije
- Sí, pero, quizás no fue una buena razón por la que corté con él.
- No sé porqué cortasteis.
- Es que, él pasaba más tiempo con las demás que conmigo. Un día, fuimos a una excursión, el año pasado. Era un buen momento para que estuviésemos, pero no fue así. Yo, cuando me acercaba a él, me saludaba y eso, pero… Las chicas me llamaron, y cuando fui con ellas, me di la vuelta para verle, le quería muchísimo. Le vi con Eliza. Eliza estaba hablando con él muy cerca, le sujetaba las manos. Él le sonreía. En ese momento lo pasé fatal. El primer chico que me quería y que yo sentía lo mismo por él, y se divertía con otras mientras me distraía. No iba a estar como un perrito faldero tras él, y si me daba la vuelta ya me estaba traicionando, pues… Así no llegábamos a ningún lado. Yo soy muy celosa, y no pude soportar eso. Las chicas me intentaron animar, pero era imposible, mi vida ya no tenía sentido. ¿Yo no era suficiente para él? ¿Necesitaba a otras? No lo entiendo.
-Vaya… yo, si me hacen eso, yo no hubiese reaccionado mucho mejor que tú. – Le dije un poco triste, me había metido en la historia.
- Pero, de pronto, reparé en Danny. Era guapo, pero popular. Él nunca me quiso. Y nunca me querrá.
- Anda hija… no seas tan negativa. Piensa en que, si él no te quiere, es porque no te aprecia. Alguien mucho mejor llegará. No te preocupes. Siempre hay alguien.
- Eso espero. – Me dijo un poco triste aún.
Ya sabía que en realidad no le había ayudado en nada, pero simplemente decía que sí, entre otras cosas, para que me sienta bien. Pero yo no me iba a sentir bien si ella estaba mal. En fin, creía que la conversación iba a mejorar un poco pero…
- Bueno, mi madre me está llamando, me tengo que ir. – Dijo.
- Ah, vale, hasta mañana. Y que te mejores.
Me tumbé en la cama y me puse a escuchar música. Sonaba una canción que no había oído nunca, me gustaba, pero no sabía quién era el cantante. En cuanto lo supiese, me la bajaría de internet.
Fueron pasando las horas, yo estaba sumergida en mi mundo, en mis canciones. Era un momento de esos en los que te importa solo una cosa, y lo demás no existe. Pues eso me pasaba a mí, pero con la música. Cuando me di cuenta eran las ocho de la tarde.
Fui al servicio y me duché. Cuando terminé cené y me fui a la cama. Quería que se pasase el día lo más rápido posible. Quería saber qué pasaba mañana.
Yo, aunque era una persona tranquila me costaba mucho dormir, al igual que el primer día de clase. Me pasé horas, o al menos esa era mi sensación, mirando un punto fijo en el oscuro techo.
Al cabo de un rato, mi madre me despertó. –‘’ ¿Qué querrá a las diez de la noche?’’ Me pregunte – Y me dijo que hoy me despertaba temprano. Cuando miré el reloj lo entendí todo. Eran las siete menos veinte. Se me había pasado la noche volando.
Siguiendo mi rutina, desayuné, me vestí y me arreglé. Me asomé a la ventana, y ya estaba Michaela con su madre en el coche. Bajé y nos dirigimos al instituto. El camino era lo único hasta ahora que me parecía nuevo.
Llegamos a la clase que nos tocaba, y allí estaba Chelsea.