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Peanuts, mi blog, un sitio donde publicaré cada capitulo de mi novela. Soy principiante en esto, pero espero que os guste, tengo mucho que contar...

viernes, 9 de septiembre de 2011

Capítulo 39


Estuve todo el fin de semana preocupada, más que por mí, por él. ¿Y si la tomaba con él? ¿Y si le hacía algo? No lo iba a permitir, él me defendió a mí, yo le defendería a él, era justo.
Pero no sabía con certeza qué pasaría hasta que pasó. Era lunes, en el recreo, vi que Eric, se sujetó la cintura un momento, y luego se apartó con preocupación, quise evitar que hiciese nada, Bryanna no me daba miedo, me daba miedo el director. Bueno, sí que me daba un poco de miedo ella, pero una cosa llevaba a la otra.
Todos le miraron mientras se acercaba a ella, que estaba haciendo guardia con un café en la mano. Puse en práctica mi mejor don, aunque no sabía si funcionaría con él, o querría entender algo más.
-Bryanna, quiero dejarte algunas cosas… claras.
-Claro, dime cariño. –Contestó feliz.
-No me parece bien lo que haces, no me parece bien como tratas a Leila, es mi mejor amiga, y lo tienes que comprender.
-Esa no quiere tu amistad, y lo sabes. No te intentes cegar, se nota que tú también la quieres, lo sé desde que entré en mi casa. Por cómo se fue, por cómo la miraste. Por todo. –Explicó.
-¡No le quiero! No entiendes que es mi amiga, no puedo quererla, eso no funciona así. Me he dado cuenta que no quería a nadie, nunca he sentido algo tan fuerte como el amor. Nunca. –Dijo con sinceridad, cosa que me dejó helada.
Pero no pude entristecerme mucho tiempo, inmediatamente Bryanna le tiró el vaso de café encima y anduvo hacia mí.
-¡Se lo has contado todo! –Gritó. -¿Verdad, estúpida?
No sabía bien cómo reaccionar, pero me dejé llevar por la ira.
-No me hables así, ni te acerques tanto. –Dije apartándola de los hombros.
-¡No me empujes! –Volvió a gritar, mientras me empujaba a mí.
Danny cogió a Bryanna y la apartó de mí.
-Ya está, ya habéis cometido bastantes estupideces. ¿No os parece? –Dijo enfadado.
Eric también vino, pero no me dijo nada.
-¡Cómo digáis algo de eso, os enterareis! –Alardeó mientras se alejaba con Danny.
Me senté en el suelo.
-¿Se puede saber qué ha pasado? –Preguntó Michaela.
Eric aun seguía con la camiseta manchada del café, y su rostro trasmitía una sensación de odio. No me atreví a preguntarle nada, aunque hubiese querido.
-¿Me das tu camisa? –Le preguntó este a Danny.
-Claro.
Danny llevaba una camiseta normal, pero sobre está tenía una camisa de cuadros abierta. Se la quitó y se la cedió a Eric. Pero este lo la cogió directamente, se quitó la suya primero.
Intenté disimular, pero me fue casi imposible. La última vez que le vi se acababa de duchar, y seguía enfadada con él. No me pareció tan… musculado Tenía algunos lunares, y me pareció incluso más atractivo. Se puso la camisa de Danny, y se abrochó los botones.
-Gracias. –Musitó.
Hubo un pequeño silencio, y luego comenzó a explicar.
-Bryanna tiene envidia, y por eso está liando todo esto. No hay nada más. Espero que la echen sinceramente. –Dijo Eric mirando a Danny.
Este  no la defendió. Normal, no tenía motivos para hacerlo, pero tampoco dijo nada en su contra, permaneció neutral, callado. Nadie decía nada, bastante grave era todo como para empeorar la situación. Al cabo de un rato sonó el timbre. Eric guardó la camiseta manchada en la mochila.
Minutos después nos hallamos Danny, Eric y yo en el despacho de profesores. Allí estaba nuestra tutora, el director y Bryanna.
Eric y el director apenas se dirigían la mirada, al igual que Bryanna y yo.
-Antes de nada, quiero dejar claro que los asuntos personales deben estar al margen del trabajo profesional. –Dijo el director.
-¿Y eso lo dices tú? –Preguntó molesta Bryanna.
-Creo que no se debería continuar por ese tema. Vosotros…
-¡No! ¿No se lo has explicado a nadie? Pues creo que tienes mucho que contar. Ya no te escapas. Si caigo yo, caerás conmigo.
-¡Bryanna! Estas despedida. –Gritó.
Nos quedamos callados, y les mirábamos en silencio.
-Ya hablaremos de todo después. –Susurró esta.
-Sí, a mí también me gustaría escuchar la explicación. –Dijo Vanessa.
Nos asombró que ella entrase dentro de la conversación, pero seguidamente hablo de nuevo el director.
-Mirad, tengo cosas más importantes que hacer. Id a Secretaría y decidle que hay una reunión dentro de diez minutos. Ella os dirá que hacer. Respecto a las clases… diles que todos tenéis que ir al patio.
-No nos creerá. – Dije.
-Cierto. Bueno, decídselo, ya me llamarán.
Nos levantamos y fuimos hacia allí.
-Perdone. –comenzó Eric. –El director dice que va a haber una reunión dentro de unos 10 minutos. Que los alumnos vayan al patio.
-¿Qué? ¿Y cómo aviso a todos tan rápido? Bueno, ya me las apañaré. Gracias. –Dijo el señor que estaba dentro del aula.
Volvimos a la clase. Esperamos unos minutos, una profesora entró para avisar al nuestro, y este salió de la clase. Nos dirigimos hacia los campos.
Eric se acercó a mí, aprovechando que todos los demás hablaban.
-Lo siento. De verdad. Todo esto es por mi culpa. –Se disculpó.
-¿Qué culpa? Eric, no tienes la culpa de nada.
-Claro que sí, no debí continuar con algo que no debió comenzar. Y ella se cabreó contigo… Bueno, ya está, se acabó. No te preocupes más por nada, ¿vale?
-No me pidas más disculpas. Tienes razón, no debiste hacerlo, pero ya no podemos volver al pasado. No te sientas mal. No me preocupo más, solo fue ese día, pero me ayudaste. –Dije poniéndole una mano en el hombro.
Él me sonrió, luego se despidió de mí y se fue con compañeros de clase. Me quede ahí parada, pensando en lo que me había dicho, no le había prestado mucha atención. ¿Estaba preocupado por mí? ¿Se sentía culpable solo porque su ex me regañaba? Quizás era que se sentía mal solo porque no debió continuar con esa relación, pero era más feliz así. De hecho, estaba muy contenta, todo se había arreglado, habíamos salido ilesos y no iba a pasar nada más. Por fin.
Estuve un rato pensando, cuando de repente oí una conversación que me llamó la atención.
-Oye, Eric, ¿te puedo hacer una pregunta? Pero debes contestar con sinceridad. –Dijo un amigo.
-Claro.
-A ti… ¿a ti te gusta Leilany? –Preguntó finalmente.



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