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Peanuts, mi blog, un sitio donde publicaré cada capitulo de mi novela. Soy principiante en esto, pero espero que os guste, tengo mucho que contar...

domingo, 29 de mayo de 2011

Capítulo 5

Fuimos al patio y vinieron dos chicas de otra clase.
- ¡Hola! – Dijo una. Era alta, con el pelo corto y negro.
- Hola…- Dijo Irina.- Esta es Mary, la conozco desde que... bueno, desde que me mudé a mi casa actual. Es decir con un año y pico, es que es mi vecina.
- Ejem. –Dijo otra un poco más rellenita, con un largo pelo castaño oscuro.
- Ah, esta es Alexis, también vive cerca de mi casa. –dijo Courtney.
- Yo soy Leilany.
Estuvimos un rato hablando, las chicas esas parecían simpáticas. De pronto, no sé como cambió el tema, comenzamos a hablar de chicos. Alexis habló de uno muy popular que había caído en su clase.
- Bueno, entonces me dijo, ‘’ ¿tú eres Alexis?’’ Y yo me quedé pensando en que me conocía… Qué fuerte. Por supuesto le dije, ‘’sí, y tú eres Charles ¿no?’’ – Empezó a presumir Alexis. Pero, ¿qué se cree?
- En fin… En nuestra clase están Danny y John. – Vaciló Michaela.
- Ah, pues no sé quiénes son… - Mintió Alexis.
Creo que ya lo entiendo, Alexis es la chica que quiere ser popular en la escuela, pero que en realidad no es nada. ¿Y las chicas la aguantan?
-Pero… ¿cómo es John? – pregunté avergonzada.
- ¡Qué impaciencia! ¿No te puedes esperar a mañana? – Me gritó Michaela.
Es ese momento se me cayó el mundo a los pies. ¿Tan malo era saber cómo era un compañero de clase?
- A ver… John es moreno, tiene una melenita castaña, es alto, no está delgado, pero muchísimo menos gordo. No sé, el resto lo verás tú mañana. Dicen que sabe cantar. Y es bastante pijo en cuanto a ropa. – Me explicó Courtney.
- Es gracioso ver la variedad del color de pelo de los grupitos. Por ejemplo, Danny es rubio y John castaño. Y nosotras ni te cuento…-Dijo Rachel. Me dio la impresión que llegaba a conclusiones un poco extrañas durante el día.
- Sí, Rachel, sí. – Dijo Irina.
-Ay, no me dejéis como a una tonta. – Exclamó.
- Bueno, cambiando de tema… Este viernes quedaremos juntas ¿no? – Dijo Michaela.
- ¿No os lo dije ya? Mi madre es tonta y no quiere que salga. – Se quejó Irina.
- Es verdad.
Todas nos quedamos en silencio. No sabíamos que decir, no sabíamos por qué la madre de Irina era así. Si su nota era muy buena el año pasado… No lo entendía, supuse que si tendría hijos ya lo comprendería, o no.
De pronto apareció un chico, gracias a Dios, y saludó a Rachel.
- Eh… hola Rachel. ¿Podemos hablar? – Dijo Leo.
- Depende. – Rachel, tan ‘’simpática como siempre’’. Al menos cuando quería.
- ¿Puedes venir?
Vi como Rachel resoplaba, entonces ambos se fueron, no muy lejos de nosotras. Lo suficiente para que pudiese usar mi mejor don. Leer los labios.
- Recuerdas que el año pasado estábamos juntos, ¿no? – Le dijo Leo.
Rachel asintió.
- Pues bueno… Aún me sigues gustando, y, realmente no sé por qué cortaste conmigo… - Dijo él. Estaba muy nervioso.
- ¡Qué por qué corte! – En ese momento no hizo falta mi don, lo escucho todo el instituto. – Está claro que porque… - De pronto alguien se puso delante de nosotras.
Cuando se quitaron, ya me había saltado la parte del porqué.
- Pero… ¡No me di cuenta! Jamás lo habría hecho aposta, no quiero hacerte daño. Te quiero. – Que tierno.
- Ya… Pero todos los hombres sois iguales, siempre volvéis a hacer lo mismo. Además, ya no siento nada por ti. Me hiciste pasar unas semanas horribles. No para de llorar, solo por tu culpa. Pero no te sientas culpable, siempre he sido así de… – Era mejor no traducir eso último.
- No lo sabía, de verdad. Lo siento. ¿Cómo puedo hacer para que me perdones? – Se lamentó.
- Ya no puedes hacer nada. Perdóname, pero es demasiado tarde. Aunque… podemos ser amigos. ¿Vale? – Dijo Rachel suavizando el tono.
- Sí, claro. – Dijo Leo muy triste, y se fue.
Rachel vino.
- Oh, ahora me siento fatal. ¿A que no sabéis lo que ha pasado?
- Sí, lo sabemos, nos lo ha estado diciendo Leilany. – Dijo Mary.
Alexis parecía aburrida. Envidia, seguro…
- ¡Eh! Eso no vale. – Reclamó Rachel.
Seguimos hablando todo el recreo. En la siguiente hora nos tocaba en el aula 24. Lengua y Literatura, qué emoción.
Sonó el primer timbre, y nos dirigimos hacia allí. Cuando estábamos yendo, vi como Irina tropezaba.
- ¡Eh! No vuelvas a hacer eso. No tiene gracia. – Dijo Irina.
El chico que le había hecho la zancadilla se reía.
- Siempre tropiezas. Me encanta. – Dijo
- Michael, a mi no me encanta, además un día me caigo.
Se escucharon carcajadas de mis amigas.
- Pues eso es lo gracioso, cuando te caigas, serás un Pato rodando…
- ¡Ah! ¿Otra vez con ese mote? Tú no… No me llaméis así. Ay… -Dijo Irina como una niña chica, parecía que estaba tonteando con Michael.
- Decídete, o no te llamo así, o no te hago la zancadilla. – Dijo Michael.
- No hagas ninguna de las dos cosas, no me gustan.
- Bueno, eso ya lo negociaremos… - dijo Michael con una sonrisa pícara.
- No… que siempre salgo perdiendo. – dijo Irina triste.
Nos reímos. Al parecer Irina sí que era una ligona, ese chico me caía bien.
Me pasé las dos siguientes horas con el chico que falto, o sea, sola. Pero no hicimos nada realmente, solo se presentaron los profesores. Me aburrí muchísimo, pero por raro que parezca, se me pasó el tiempo volando.
Por fin sonó al timbre de la última hora. Recogí las cosas y miré a las chicas, Courtney y Michaella habían recogido ya.
Nos fuimos hacia fuera para esperar a Mary y a Alexis, la verdad es que no sé porque teníamos que esperar a Alexis, me caía fatal. Fuimos andando hacia la salida, Michael estaba por allí. Por supuesto, le hizo la zancadilla a Irina. ¡Qué monos! A continuación hubo una peleílla. Nada importante…
Irina y Mary fueron en coche, Alexis, Courtney, Rachel y Chelsea fueron andando en una dirección. Y Michaella y yo en la otra.
- ¿Te han caído bien la gente de la clase? – Me preguntó Michaella.
- Sí, son mejores de lo que esperaba, creía que tu instituto estaría lleno de pijos insoportables, y me he dado cuenta de que está lleno de pijos, pero no de insoportables. Aunque sí hay algunos…
- ¿Cómo quién?
- Alexis. ¿Qué se cree? – Le contesté con sinceridad.
- Se cree mucho, pero muy en el fondo es buena gente. Si no, no sería amiga de Courtney, ¿no crees?
- No bien a Courtney, pero puede que esté siendo engañada.
-Ya… -Me contestó Michaella.
Estuvimos calladas, y apareció la madre de Michaella. Nos subimos al coche. Mi casa estaba cerca del instituto, pero hacía mucho calor, y no teníamos ganas de andar.
Cuando llegué a mi casa, solté la mochila en mi cuarto. Y saqué a mi perra a la calle. Otra vez me encontré con ese vecino, pero… me sonaba demasiado. . .  No sé de qué.
Subí, le conté todo a mi madre, ella siempre me pregunta que tal me ha ido en el colegio. Me puse a almorzar.

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